¿Quieres respuestas?
¿Quieres la verdad?
¡TÚ NO PUEDES ENCAJAR LA VERDAD! Hijo, vivimos en un mundo con muros, y esos muros deben ser guardados por hombres con armas. ¿Y quién va a hacerlo? ¿Usted,? ¿Usted, señor pusilánime? Tengo una responsabilidad mucho mayor de lo que te puedes imaginar. Lloras por los muertos y maldices a los soldados. Tienes ese lujo. Tienes el lujo de no saber lo que yo sé: que la muerte de esas personas, aunque trágica, probablemente salvó más vidas. Y mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para tí, ¡SALVA VIDAS!
No quieres la verdad, porque en un lugar muy profundo del que no hablas con los amiguetes,
¡ME QUIERES EN ESE MURO! ¡ME NECESITAS EN ESE MURO! Nosotros usamos palabras como "honor", "código", "lealtad". Usamos esas palabras como pilares de una vida dedicada a defender algo. ¡Tú las usas como gags! ¡No tengo ni el tiempo ni la intención de explicarme ante un chaval que se levanta y se acuesta bajo el manto de la libertad que yo le proporciono, y luego cuestiona la manera en la que se lo proveo!
Preferiría que dijeras "gracias" y siguieras con tu camino. Y si no te gusta, te sugiero que cojas un arma y vigiles un puesto. De cualquier modo, ¡me importa UNA MIERDA qué es lo que quieras!
No hay comentarios:
Publicar un comentario