"Si un problema tiene solucion ¿De que te preocupas?.
Y si no la tiene ¿De que te preocupas?"
Proverbio Chino

miércoles, 2 de mayo de 2012

Cabo Trafalgar I/III



-"¡Ahora!...¡En el balance!...¡Fuego!...¡Fuego!"
El artillero Pernas cierra un ojo, apunta, da un tiron a la llave, se aparta a la izquierda para evitar la cureña en el retroceso, y el enorme cañon se encabrita haciendo rechinar las trincas, soltando un estampido ensordecedor, pumba, hace, que resuena enorme en las entrañas mismas de Nicolas Marrajo. De pronto el estampido parece doblarse y triplicarse y hacerse interminable, corriendo a uno y otro lado, a lo largo de toda la bateria, mientras la brisa trae para adentro chispas de polvora, pavesas de tacos ardiendo y humo blanco y aspero que ciega y hace toser como si el infierno se diera un garbeo por tus pulmones. El puto sotavento (Recuerda Marrajo que predijo Pernas) nos traera toda la mierda a la cara. Y vaya si la trae.
toc, toc. Alguien le golpea fuerte el hombro, y cuando se vuelve a mirar ve la cara desencajada del cabo que grita palabras que no puede oir, porque el zurriagazo le ha dejado los timpanos hechos unas piltrafa, mas o menos como el parche flojo de un tambor; pero comprende, por las señas, que el otro le esta diciendo que lleve el cartucho a los que estan en la boca del cañon, joder, muevete, hijo de puta, el cartucho, el cartucho. Asi que, tras tropezar con la espalda encorvada de uno de los hombres que acaban de destrincar la cureña y la empujan para atras, alejando la boca de la porta, Marrajo va hasta alli, donde dos de los reclutas con pinta de campesinos (ha olvidado sus nombres) meten el rascador y la lanada en la boca humeante, se apartan, alguien arrebata de las manos de Marrajo el cartucho, lo mete dentro, otro mete una bala, el soldado de artilleria embute el taco y aprieta a fondo con el atacador. Otro empujon a Marrajo, que se aparta, confuso. Algo hace raaaaca, raaaca, mas crujidos arriba, en cubierta, amortiguados en los maltrechos timpanos de Marrajo. Tambien fogonazos enfrente, y luego unos pumba, pumba, pumba, pumba, que mas que oir los siente retumbar adentro, en el corazon y el estomago. La tablazon se estremece de nuevo. Chof, plash. Un cañonazo pega justo debajo de la porta, arrojandoles por ella un chorro de agua fria.

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(Pag. 173 "Cabo Trafalgar". Arturo Perez Reverte)