Volvi a ver a esos infantes españoles que, siglos atras, rindieron Breda. Descubri con asombro que eres el guardian de las mejores representaciones de La Inmaculada que existen en el mundo. Me fascine con las estatuas romanas que albergas y cuyos rasgos faciales (como muy bien me dijo entre risas ella) tanto me recuerdan a los mios (esa nariz...); y gracias a sus conocimientos de arte aprendi muchisimas cosas nuevas, las cuales nunca habria sabido de no haberme acompañado. Lo cual le agradecere siempre.
Prometo no volver a dejar pasar tanto tiempo entre mi siguiente visita y la anterior.
Nos vemos pronto Museo del Prado.
Prometo no volver a dejar pasar tanto tiempo entre mi siguiente visita y la anterior.
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