Estaba atrapada en la oscuridad. Trató de despertarse, pero no había más que una total e impenetrable oscuridad en todas direcciones. En realidad, ni tan solo podía pensar en términos de dirección, pues ese espacio parecía ser a dimensional. No tenía ninguna sensación de arriba o abajo, y ninguna noción del paso del tiempo. ¿hacía mucho que estaba allí? No podía recordar prácticamente nada.
Sus recuerdos eran confusos. Anteriormente había vagado libre, eso lo recordaba, alimentándose, creando y destruyendo estrellas sin preocuparse por nada, pero ahora...
Ahora tan solo había la eterna oscuridad de la muerte.
No, de la muerte no, pero ¿estaba dormida? ¿o estaba aprisionada?
No lo sabía.
Todo lo que sabía era que si eso no la muerte, bien podía serlo la energía que le quedaba.
¿Todo eso eran recuerdos, o alucinaciones?
Se reconocía a si misma como femenina, pero ni siquiera eso significaba algo. ¿Que importaba el sexo para un ser de pura energía y materia?
Su mente vagó por la oscuridad, pero si estaba aventurándose por las vastas distancias galácticas o atravesaba tan solo unos pocos milímetros, no podía decirlo. ¿Viajaba durante un mero instante, o durante toda la vida del universo?
Muchas de las dimensiones en que estaba pensando no tenían significado alguno para ella, pero tenía la impresión que todas ellas eran igual de ridículas en esa oscuridad. Allí nada existía, nada excepto la oscuridad.
Nada.
Excepto que eso no había sido siempre cierto, ¿o si?
A veces había luz, unas pequeñas chispas en la oscuridad que desaparecían tan pronto como las veía. Unos agujeros de luz aparecían a veces en la oscuridad gracias a los cuales podían dibujarse elementos de su ser, átomos de existencia procedentes de una vida del tamaño de una estrella, inadvertidos excepto por la promesa de un mundo más allá de la oscuridad que atraían.
Trató de concentrarse en una de esa luces, pero en cuanto registraba su presencia, esta había desaparecido, alimentándola tan solo la tentadora esperanza de que volviera a aparecer. Eso no era vivir, era pura existencia mantenida al limite de la extinción por los olvidados mecanismos de la Vieja Ciencia.
Dalia.
El sonido volvió a oírse No era mas que un susurro, apenas audible, posiblemente solo imaginado.
Dalia.
La palabra empezó a cobrar sentido, y ella empezó a construir el sentido de la escala y del lugar con los conceptos proporcionados por el peso de ese sonido. Y mas y mas de su entorno cobro forma, y empezó a restablecer su sentido del yo.
Dalia.
Ese era su nombre.
Ella era un ser humano...,no una criatura de escala inimaginable que desafiaba al tiempo y al universo material con su poder. De hecho, no estaba segura de si “criatura” era un termino suficientemente grande para abarcar la inmensidad de su existencia.
Ella no existía en la oscuridad. Ella no era una prisionera sujeta con cadenas doradas y arrojada a las profundidades del mundo sin luz por un carcelero acorazado.
Ella era Dalia Cythera.
Y con ese pensamiento, despertó.
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