"Son las 7 de la mañana, un escalofrío recorre mi cuerpo y me hace abrir los ojos, miro a mi alrededor, todo esta en calma. A mi lado yace la mujer a la que amo, la mujer a la que pertenece mi corazón, su dulce e inocente expresión mientras duerme me hacen sonreír nítidamente, la beso en la frente.
Abro mi armario, ante mi se extiende el uniforme, el uniforme del honor, de los caballeros. Al incorporarme y verme en el espejo vestido otro escalofrío recorre mi cuerpo, ante mi se alza lo mejor que hay en mi, amor, honor y gallardía. Contemplo a esa mujer y me quedo embobado durante un buen rato, preguntandome como ha podido Dios concederme tan hermosa dama, una dama que me da el mayor de los motivos para vivir.
Recorro unas calles solitarias y bañadas por la luz del sol rosado de la mañana. Llego al lugar dónde se alza la bandera que me provoca un mar de sentimientos que regodean mi espíritu. La gente me ve y sonríe, a lo que yo respondo con una sonrisa contenida.
Todo, mi trabajo, la mujer mas hermosa y dulce de todas, todo me eleva hacia un cielo al que todavia no me toca ir. Un escalofrío me hace abrir los ojos y ver que mi perfecta vida queda reducida a mi habitación de piso de estudiantes, mi trabajo a grandes expectativas y la mujer a la que amo a la soledad absoluta. Al percatarme de que se trataba del sueño perfecto me encojo de hombros y pienso: ¡Dios mío! Ayúdame a llegar a ser aquel hombre feliz."
...Y por suerte algunos de nosotros, tras años de lucha, hemos llegado a ese cielo.